viernes, 12 de octubre de 2007

Delirio de grandeza


¿Para qué hablar con la papa en la boca si naciste en una cuna comprada en el persa?
¿Por qué tratar de tener todas las marcas que te entregan un falso estatus?
¿Qué haces yendo a comer a restoranes top, si en el fondo te mueres por las prietas con papas cocidas que hacía tu vieja?
Desprecio profundamente el arribismo. Y lo hago aún más cuando me toca convivir con personas así todos los días.
Supongo que esa falsa identidad de la que se tratan de colgar es consecuencia de una carencia grande, ya sea de afecto, de inteligencia o de la propia personalidad, que los hace adoptar esa postura.
Menos te la creo cuando el hablar fuerte y el golpeteo de los tacos de tus zapatos no se condicen con tu fisonomía, ineludiblemente exacta con la del chileno promedio: no más de 1,75 m., moreno y rechonchito.
Eres un megalómano y desde aquí te lo digo. No sólo por lo que quieres aparentar físicamente, sino también en lo profesional. Nadie te cree todas tus ofertas de trabajo, ni tus súper golpes, ni menos tus intentos de venderte como un hueón capo.
Me acordé de ti, de ti y de todos los chilenos que sufren mal de alturas, delirio de grandeza o como quieras llamarlo, en el concierto del lunes (ve el video de más abajo, y si eres tan grosso entenderás un poco a lo que me refiero).
Como un post sin foto es muy fome, te dejo una de quien debe ser tu modelo inspirador, Stewie, de Padre de Familia. Que lo disfrutes en tu falsa grandeza, megalómano.