miércoles, 10 de octubre de 2007

La banda sonora de la vida

Muchas veces uno no puede explicar lo que siente. A mí me pasa seguido.
Pero de repente agarrai onda con una canción y eso te transporta, te eleva y te refleja exactamente lo que sientes. Esos temas son los que van formando la banda sonora de la vida.
A muchos les pasa eso cuando escuchan a Alberto Plaza, a Leandro Martínez o a Arjona. A mí me pasa con Incubus.
De ahí que fuese de extrema necesidad asistir a los conciertos del 8 y 9 de octubre en el Arena Santiago.
Hoy es el día después y tengo esa sensación de haber escuchado gran parte del soundtrack con que "El Jefe" musicaliza mi existencia.
Los momentos de anoche y antenoche pasan y pasan por mi cabeza, como tratando que no se vayan, que se queden ahí, para seguir disfrutando. "Enjoy Incubus" es la frase de hoy.
Es extraño, quizás hasta absurdo llorar cuando un grupo de rock toca la canción que esperas. A mí me pasó con Dig, el martes. Al escuchar el solo de guitarra con el que parte, vino esa mezcla de sentir que es verdad, pero que es demasiado maravilloso como para que esté pasando.

-"Es Dig, conchetumare", le grité al Ernesto, mientras lo abrazaba. Él asentía mientras llevaba las manos a la cara, en señal de incredulidad.

- "We all have a weakness...", empezaba a cantar Brandon y yo ya tenía los pelos de punta.

-"...If i turn into anotheeeer..." Las cuerdas vocales a más no poder. Trataba de no abstraerme y efectivamente disfrutarlo. Entonces miraba a Brandon y no podía creer que estaba ahí, al lado.

-"Tengo que compartir esto con la Xi", pensé. La llamé y la llamada enganchó. Por la chucha que estaba contento, porque en el Arena hay menos señales que las que hay en El Mercurio cuando se trata de contratar periodistas. "Mi amor, esta canción es tuya, escúchala", le grité. No sé si me escuchó, pero sabía que iba a entender.

En fin, Todo esto duró apenas los 4:16'' que dura la canción, pero para mí fueron más de dos años de mariposas en la guata, tiritones angustiosos por pena, amor a raudales y ganas de que la catarsis fuese compartida por mi Xi.
El relato podría ser demasiado mucho más largo, pero me quedé con ese momento, que fue el que más "click" me hizo.
Fue maravilloso además poder compartir esa frecuencia con mis amigos, los de siempre, con los que nos venimos acompañando hace años y que son los que espero que estén cerca cuando envejezca.
Aquí está Megalomaniac el martes, para seguir disfrutando. Gracias Incubus, fue tal como lo esperaba.

1 comentario:

Divino Anticristo dijo...

colegio, universidad y ahora los conciertos de incubus... parece q no me sacaré nunca más de encima a esta manga de amigotes.